Cuando una persona va a un establecimiento o realiza compras online no solo requiere la información sobre las características técnicas y el precio, sino que también necesita una información comparativa con otras marcas, así como las ventajas y beneficios del producto.
Las respuestas que el cliente reciba le darán una idea comparativa acerca del producto que le ofrece, esta información no solo se refiere al tamaño, los datos técnicos y el precio, sino a un conjunto más amplio de características que se llaman atributos del producto.
Es decir que un producto es un conjunto de características y atributos tangibles (forma, tamaño, color, etc.) e intangibles (marca, imagen de empresa, servicio, etc.) que el comprador acepta como algo que va a satisfacer sus necesidades. Por lo tanto, en marketing un producto no existe hasta que cubra una necesidad o un deseo. La tendencia actual es que la idea de servicio acompañe cada vez más al producto con el fin de conseguir una mayor penetración y ser altamente competitivo en el mercado. Sin embargo, existe una diferencia entre el producto y servicio que se encuentra en la tangibilidad. Los productos de consumo se pueden ver y tocar mientras que los servicios, como los servicios financieros, turísticos, de ocio, etc., no. Cual sea el caso, las teorías que se aplican a los productos son también aplicables a los servicios, tanto así que es mucho más común referirse a ambos como “producto”.